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Todo chiste es político y lo político es personal

Por Jimena González (☆) y Carmen Alday (☆☆) | INESI

FaceApp es una aplicación que permite cambiar en una foto la edad, el género y otras cosas más. Muchas personas vienen subiendo a las distintas redes sociales su versión en otro género “opuesto” reforzando el binarismo del que tanto queremos corrernos y dentro de los estereotipos de “varones” y mujeres” en los cuales muchas personas no encajamos. Según esta aplicacion las mujeres tienen los rasgos suaves y redondeados, la piel tersa, sin arrugas y más clara, el pelo largo y las cejas depiladas; y los varones tienen la mandíbula marcada, barba rala, pelo más oscuro y corto, y más acentuadas las líneas de expresión. ¿Podemos generalizar que así somos las personas? ¿Quienes se identifican con estos rasgos? ¿Quienes quedamos afuera?

El filtro de la polémica aplicación pone sobre la mesa discusiones que aunque anacrónicas, parecen aún no estar resueltas. Muchas personas de la comunidad trans se han sentido dolidas porque este boom de cambio de género virtual ha banalizado un proceso largo y muchas veces doloroso al que tienen que someterse para verse como son en realidad. Tratamiento hormonales, cirugías como mastectomía y mastoplastía de aumento, sufrir discriminación y rechazo hasta de las propias familias. 

Solo alcanza con recordar que uno de emblemas de lucha del colectivo travesti – trans, es la frase “nuestra venganza será llegar a ser viejas”, haciendo alusión a la estadística que anuncia una expectativa de vida de 35 años en mujeres trans. Ser parte del colectivo TTT (travestis, transexuales y trasngéneros) no es tan divertido como el entretenimiento que propone la app. Y mucho de lo que sucede puede verse en la situación precaria en la que se encuentra la mayoría de esta población, sufriendo la exclusión temprana de los hogares, la falta de afecto y contención en las escuelas que empuja a muchas a quedar por fuera de sistema educativo con menos opciones en el mercado de trabajo y eso, sin mencionar la falta de atención adecuada en el sistema de salud, y sin el cumplimiento de los proceso de hormonización que indica el PMO (plan médico obligatorio)

Claro que no siempre hay una mala intención en este uso, a veces hay un deseo oculto ya que muchas personas fantaseamos y coqueteamos con la idea de ser un otro, una otra. Este texto no pretende ser moralizador sobre el “deber ser” pero sí pretende llamar la atención sobre las normas que rigen nuestros entretenimientos. ¿Por qué seguimos reforzando estereotipos y binarismos? Tal vez ya es hora de que problematicemos en profundidad “¿de qué nos reímos?”

Desde Inesi creemos necesario seguir revisando esos aspectos de nuestra cultura, que aunque sin intencionalidades aparentes, continúan reforzando estereotipos, desigualdades que hacen que nuestra sociedad siga entendiendo el mundo a través de un binario único, pre – moldeado, donde lo gracioso está asociado a la discriminación y al maltrato. Porque un chiste que nos incluya a todes, es donde nos reímos todes y si alguien le hiere o le lastima, entonces ya no es más chiste. Necesitamos recrear formas de humor que sean también amorosas para cambiar esta realidad que no nos gusta. Porque todo chiste es político y lo político es personal.

☆ Jimena González es Locutora, Teatrista, Fotógrafa, Docente de ESI y parte del Equipo INESI.
☆☆ Carmen Alday es docente de ESI, parte del PESIE (fhaycs – UADER) y parte del Equipo INESI

Ilutración: Campaña “No soy tu chiste” Daniel Arzola 
http://arzolad.blogspot.com/

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