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Día Internacional de la Lucha contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género.

Por Valentina Rey Stronati (☆)  | para INESI

Hace exactamente 31 años, en 1990, la OMS decidió eliminar a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, una cuestión fundamental, un paso que se dio gracias a la lucha de quienes defendemos las libertades y la ampliación de los derechos.

Como plantea Judith Butler, autora indispensable para pensar la teoría queer, el género se hace con y para otres. Y, ¿qué significa esto?Considerando al género como un factor de la vida social, no se produce en soledad; no solo se trata del reconocimiento con lo masculino y lo femenino, o, igualmente válido, de salirse de los límites del binarismo para percibirse por fuera de ellos.

El género también tiene que ver con las relaciones interpersonales: son las interacciones con esos otres, miembros de la estructura social, las que definen la forma en que las personas habitamos el mundo. El género es una imagen creada en convivencia con la cultura que nos rodea. Es la manera mediante la que cada une de nosotres, en cada época, construimos cómo debemos ser percibides por la sociedad, en cuanto a nuestro exterior, independiente del sexo al cual pertenezcamos. El género se forma en sociedad porque vivimos en ella y, en consecuencia, el carácter con que la sociedad trata a sus diversos integrantes, determina nuestro desarrollo como personas. De esta manera, el modo en el que las personas somos percibidas ejerce influencia en nuestro rol social, lo cual nos quita u otorga el hecho de tener ciertas posibilidades, vinculadas directamente a nuestra calidad de vida. Hay personas que son violentadas, desaparecidas, como Tehuel, y otras que mueren a causa de la discriminación y el odio de quienes no aceptan a otres. Porque más allá de la cuestión identataria que caracteriza al género, forma parte de un todo social que si no te acepta, te rechaza, y sentirse apartade de algo en donde deberías formar parte, trae consecuencias.

Entre 1895 y 1914 el promedio de vida de las personas en Argentina era de 40 años (*), la misma expectativa que tiene una persona trans en 2021. ¿Cómo es posible?  Existe una serie de desencadenantes que comienzan en el proceso de infancia, al ser rechazades de sus hogares por no corresponder con el estereotipo esperado, continuando con la discriminación y el bullying escolar que provoca el abandono del sistema de educación. En la vida adulta, el rechazo por parte de otres es una constante que lamentablemente se repite: la falta de trabajo, a pesar del cupo laboral trans, tanto por no tener un título que acredite su paso por la educación obligatoria, como por la discriminación sobre su apariencia física. De igual manera, la discriminación ocurre dentro del sistema de salud, que no atiende sus necesidades.

El resultado: Personas trans en situación de prostitución, forzadas por un sistema que las excluye sistemáticamente de todos los lugares de contención social existentes, personas que por no contar con asesoramiento correcto, ingresan a su organismo sustancias que hacen peligrar su vida, miles sin trabajo registrado, sin una posibilidad de mejorar sus vidas.

Sin dudas la educación sobre tales temas cambia nuestra mirada del mundo, por esta razón, la escuela como agente socializador y, sobre todo, la ESI, deben comprender las diversas realidades que interpelan el aula para, así, lograr un acompañamiento en el proceso de crecimiento.

Que no haya discriminación por orientación sexual o por identidad de género no es solo un tema del colectivo LGTBIQ+. Las luchas nos dicen, nos cuentan, nos manifiestan, que algo debe modificarse y que esos cambios están en manos de todas las personas que habitamos la sociedad.

#DiacontralaLGTBIfobia #Inesi #Dondeestatehuel

☆ Valentina Rey Stronati es estudiante de Comunicación Social y parte del equipo INESI.

(*) Grushka (2014, p. 109)

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