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Día Internacional contra la Homolesbotransbifobia.

Por Victoria Basso * | INESI

“Lo que pasa profe, es que mi mamá no quiere que tenga novia y me dijo cosas horribles”, me dijo y se largó a llorar. Fue una de las primeras conversaciones que me pasaron dando ESI.
Un pasillo frío, un viento que calaba toda ropa y una adolescente que luego de un taller, se me desarma porque tiene miedo de que no la quiera su familia, el lugar donde se supone hay amor, contención, escucha y seguridad.
Aquel día y hoy pensaba en la importancia de la ESI en las escuelas.
Un 17 de Mayo pero hace 30 años la O.M.S. sacaba de la lista de desórdenes mentales a la homosexualidad, pero aún en más de 70 países se considera un crimen, porque un papel escrito, una ley o una norma, no alcanza. También debería ser un crimen que en tu casa no te quieran, porque después de todo, nadie decide nacer, sino que somos deseos de otres. Sin embargo, no hay ningún papel que lo indique y la abrazo y llora más fuerte.
No va a alcanzar lo que le diga hoy, ni mañana, no nos alcanza la OMS, la RAE, ni el rosario de Leyes sin presupuesto ni aplicación.
“Mi mama dice que no es normal” y le agarro la mano fuerte y pienso en Susy Shock y su poema reivindicando ser un monstruo y la profe de francés que un día antes le pidió el DNI a una alumna trans solo para leerlo en voz alta y decir que ahí dice que se llama diferente. Y la ESI que era burla, porque “les van a enseñar a tener sexo”.
Según las pruebas aprender de 2018, la demanda de ESI entre estudiantes, se ubica entre el 86% y cuando se indaga por la discriminación en la escuela aporta que uno de cada dos entrevistados señala la existencia de casos de discriminación por orientación sexual o identidad de género en su escuela. Pero las estadísticas solo visibilizan la falta de toma de decisiones de autoridades en todas las esferas, así como la falta de enfoques institucionales.
No estaba la OMS esa mañana en el pasillo, ni en la clase de Francés, no estaba en la sala de profes con los “chistes” discriminatorios. Pasaron hace doce años y muchas cosas cambiaron en el medio, les pibes copan el discurso, les profes seguimos insistiendo en la ESI, las marchas del orgullo empezaron a aparecer y el movimiento feminista reverdeció en las calles sumando consignas de igualdad y amor. Todavía nos falta un montón, pero quienes elegimos la ESI como camino sabemos que nuestro aporte se traducirá en amores diversos y sanos que rían y ya no lloren, en derechos garantizados, en elecciones autónomas y no dirigidas, en infancias y adolescencias libres y felices que nos den la esperanza de una realidad mejor.
La volví a ver hace un par de años, nos fundimos en un abrazo, me contó que tiene otra novia ahora y que su mamá les cocina cuando van a almorzar los domingos.

*Victoria Basso es Docente de ESI, Comunicadora Social y parte del equipo INESI

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