Skip to main content
          Sin cuidados no hay vida posible.

Los feminismos latinoamericanos nos encontramos una vez más para intercambiar, debatir y accionar desde nuestros territorios hacia las políticas públicas regionales.

Las fortalezas de quienes estamos en territorio reside en los conocimientos de las problemáticas reales y las redes de sororidad que nos permiten seguir resistiendo. Por eso nos hermanamos en el Foro Feminista en el marco de la XV Conferencia de CEPAL ONU- Mujeres para evidenciar y exigir ante los gobiernos de Latinoamérica y el caribe, la necesidad de una agenda de derechos que tenga en cuenta las desigualdades socioeconómicas y políticas que vivimos las mujeres y las personas lgtbiq + en relación a los sistemas de cuidados.

Tal como venimos sosteniendo desde INESI: No hay sociedades de cuidado sin ESI y  esto quedó plasmado en el documento oficial del foro, donde se afirma que  “La transformación cultural que se requiere -para afianzar la idea de sociedades del cuidado- depende de políticas de educación que sean integrales, incluida la Educación Integral e intercultural en Sexualidad, que revierta las relaciones desiguales e inequitativas de género, asegurando una efectiva redistribución de las tareas de cuidados entre hombres, mujeres y personas en toda su diversidad”

Los modelos de educación y crianza que designan a las niñas responsabilidades exclusivas en las tareas del hogar, con la excusa de un acto de “amor” fija una idea errónea de cómo deben ser las relaciones en el hogar y en los demás ámbitos de la vida. La educación basada en inequidades, produce violencias, de esta crianza también emerge la violencia de género en las relaciones que sostenemos por “no romper la familia”, “aguantar” y “creer que, con amor, él va a cambiar”
Por eso se hace urgente la implementación real de la ESI en toda Latinoamérica y el mundo.

La pandemia del Covid 19, vino a desnudar dos caras de problemáticas que soslayan nuestra existencia diaria: Los cuidados y la Salud en todas sus dimensiones. La inequidad existente en la redistribución de las tareas, colapsó las energías y el tiempo de millones de mujeres. Así mismo la salud toda, pero en especial la salud sexual reproductiva y no reproductiva y la salud mental, se vieron afectadas profundamente con una demanda enorme que no pudo ser aún resuelta por los estados.

En Argentina, las tareas de cuidado representan el 15,9% del PBI. Un dato mayor al que aporta a industria o el comercio, sin embargo, la invisibilización de estas tareas, junto con el estereotipo de la feminización del cuidado, hace que las mujeres estemos en una sobrerrepresentación en empleos de baja remuneración y condiciones laborales precarias. 

El cuidado comunitario que es característico de la región, sobre todo en los sectores de menor ingreso, donde las mujeres resuelven la comida, la educación, la atención primaria, la salud y la asistencia ante violencia de género, tejiendo redes con otras compañeras.

Ya es tiempo de que los gobiernos desarticulen la injusta y desigual división sexual del trabajo, reconociendo que tareas reproductivas y productivas son igualmente necesarias para el desarrollo digno de las naciones y sus pueblos, y promoviendo el respeto a la madre tierra, garantizando su cuidado porque de ella depende nuestra vida y la del planeta.

¡El cambio de modelo productivo es urgente!  no es posible sostener este ritmo de producción de commodities y un modelo de vida sostenible para las generaciones futuras. Necesitamos reforzar la producción de alimentos para las poblaciones, pero también la soberanía y la seguridad alimentaria como ejes de las discusiones de las naciones latinoamericanas.

Las mujeres producen la mitad de los alimentos en el mundo, pero poseen menos del 15% de las tierras y apenas un 2% son propietarias en los países en desarrollo y de modo opuesto al sistema actual, producen alimentos para abastecerse y cubrir la demanda de sus comunidades. Se precisa de políticas para la población campesina con perspectiva de género, que achique las brechas en favor de quienes trabajan la tierra.

El trabajo de cuidados disminuye el tiempo y la capacidad de las mujeres y personas LGBTIQ+ para la realización de otras tareas, como estudios, profesionalizaciones, recreación, participación en actividades sociales, políticas y comunitarias, entre otras. Sin tiempo, no se puede generar avances, ni ingresos, ni sostener espacios de poder. Esto provoca simultáneamente, episodios de estrés, angustias y afectaciones al estado de ánimo, así como desvalorizaciones, depresiones que repercuten en la salud de las mujeres y población LGTBIQ+.

Hoy no alcanzan los diagnósticos, las buenas intenciones, ni las declaraciones comprensivas, ni las campañas con fotos, es necesario políticas públicas acordes, interseccionales, con perspectiva de género y derechos humanos que accionen de modo urgente para cambiar la realidad de la región, para que ese futuro tan deseado, no sea un sueño, sino una realidad.

Encontrarnos, debatir, trazar estrategias en común y forjar redes, es el modo en el que trabajamos desde INESI y por eso creemos que la potencia de encontrarnos en estos espacios es fundamental para la construcción colectiva. Porque para cambiarlo todo, tenemos que estar todes y porque los feminismos solo existen en comunidad y hermandad, las organizaciones de Latinoamérica y el caribe seguiremos trabajando para las intenciones sean realidades y forjemos nuevos horizontes para transitar. 💜💚✊

Leave a Reply