Algo está pasando en Jujuy: las muertes que siguen sin importar
Por Cristina Schwab (☆) | para INESI
Fotos: Lara Montial Bergesio
En este 2020 que duele y sorprende y desconcierta, en este país que por primera vez tiene un Ministerio específico trabajando sobre cuestiones de género y diversidad, en este Jujuy de paisajes hermosos, a las mujeres nos matan, una tras otra, tras otra, tras otra: Gabriela, Roxana, Iara y Cesia se convirtieron en septiembre en cuatro de las ocho víctimas de femicidio que se contabilizan en la provincia, en el transcurso del año.
Cesia Reinaga estuvo 10 días desaparecida en Abra Pampa. Iara Rueda, cinco días en Palpalá. A Gabriela Cruz la encontraron después de estar desaparecida una semana. Roxana Mazala fue asesinada, después de ir a la marcha por justicia para Iara y Gabriela.
Cuatro mujeres fueron asesinadas por varones, en el lapso de un mes. O menos: entre el 8 de septiembre y el 29. No hay manera de suavizar esto: nos matan porque pueden. Porque los femicidas saben, como sabemos nosotres, que no nos buscan; porque a nuestras madres y amigas, los policías que deberían buscarnos les siguen diciendo que será una travesura, que nos fuimos con “un noviecito”, que no pasa nada. Lo que sabemos que sí pasa es que se activan las redes feministas: lo que efectivamente ocurre es que nos levantamos, marchamos, cortamos rutas, y llorando con los barbijos puestos exigimos justicia, sabiendo que el riesgo de morir por Covid-19 hoy es menor al de morir en manos de ex parejas, parejas, o conocidos/desconocidos, y se arranca a fuerza de marchas y dolor una respuesta a todas luces insuficiente y de compromiso: “El gobernador parece desconocer las leyes, que hemos conseguido con nuestra lucha, cuando, en sus declaraciones se refiere a la “ausencia de legislación nacional”. Pero también desconoce la propia normativa, que este mismo gobierno ha dictado: ¿acaso el ministro Ekel Meyer no sabe que, desde 2017, existe un protocolo (Resolución 005- MS/2017), de su propio ministerio y que él no aplica? Declara que “se hizo todo desde el minuto 0”, lo que contrasta, claramente con el clamor de las familias de las víctimas, denunciando el abandono y la inacción policial. Un ministro de seguridad que culpabiliza a las víctimas, ignorando la inacción del Estado y desconoce lo más elemental sobre la problemática de las violencias de género en el ámbito doméstico”[1].
Lo que también pasa es que la policía que no buscó a las pibas sí aparece para reprimir: con balas de goma atacaron a quienes se manifestaron en una de las marchas más multitudinarias que se recuerden en Jujuy, más excepcional aún en este contexto de pandemia. Entonces, “no se trata de re-escribir leyes y protocolos, que ya están en vigencia y que se actualizan constantemente. Se trata de que se conozcan, se capacite a agentes, para aplicarlos y, finalmente, de que se cumplan, con adecuados presupuestos e insumos necesarios, para proteger a las mujeres, infancias y adolescencias y disidencias sexuales”.
Los agentes de las fuerzas de seguridad, judiciales y demás organismos que intervienen también son parte de la pedagogía de la crueldad que ejercen los femicidas: para ellos tampoco hay consecuencias por mal desempeño, por incumplimiento de los protocolos, por minimizar y obstaculizar la búsqueda, en última instancia, y en primera, desoír las denuncias y dejar que la complicidad machista se haga presente. Porque la Ley Nacional indica que hay que erradicar, pero también prevenir las violencias, la pregunta que resuena es qué se está haciendo en ese sentido: un implicado en el femicidio de Gabriela es un menor de 14 años. ¿Qué ESI se está dando, si es que existe, en Jujuy? ¿Cómo se trabajan los vínculos y las masculinidades en las escuelas de Jujuy? ¿Y en los organismos públicos de Jujuy? ¿Hay capacitaciones de la ley Micaela? ¿Hay sanciones para quienes las incumplan? Otro femicida tenía una denuncia previa, pero la víctima no tenía adonde ir: en el gobierno dicen que “volvió voluntariamente”. ¿No tener opciones es voluntario?
El fin de semana del 10, 11 y 12 de octubre sería el 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans. ¿Qué estrategias darnos, qué exigir, qué hacer? Una de las muertas fue asesinada a la vuelta de la marcha que exigía justicia por otra. ¿Qué cadenas intentan ponernos otra vez? ¿Buscan disciplinarnos? Ya aprendimos que cuanto más avancemos, mayores serán las resistencias: sepan entonces que no podrán con estas redes que se activan y se refuerzan cada vez, con más energía y rabia con cada clamor desoído. La digna rabia de las abuelas, las madres, las hijas, las hermanas, las compañeras que estamos hartas, y ya no nos callamos más. “Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo” no es un slogan o una frase para carteles: estamos acá para insistir y resistir, y para no ser invisibles. Porque despertamos para siempre, y ya no hay vuelta atrás: nunca más, ni una menos.
Comunicado: https://www.facebook.com/Raf.Jujuy/posts/144407710729600
☆ Cristina Schwab es Licenciada en comunicación social, activista lesbofeminista, y parte del equipo INESI