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Qué es la ESI y qué es la perspectiva de género

por Victoria Basso | para INESI

En este último tiempo se han despertado muchas opiniones en relación a la educación sexual integral a pesar que la implementación de la ley 26.150 lleva 13 años de plena vigencia. Muchos sectores reaccionarios que se oponen ahora a que niños, niñas y jóvenes reciban información científica y actualizada, parecen desconocer profundamente las temáticas, los lineamientos, el funcionamiento del conocimiento integral que propone esta perspectiva educativa, apuntalando una y otra vez al biologismo como principio reductor y no como un aspecto más dentro de la complejidad que nos constituye como persona.

Foto: Paula Kindsvater

Por otra parte, quienes transitamos los espacios educativos y específicos de ESI nos encontramos con miles de estudiantes que, en cada pasillo o aula, reclaman demandas de estos conocimientos para ejercer una ciudadanía sexual plena. Llenos de dudas, temores, discursos ajenos y saberes confusos, no encuentran lugar donde conversar de un aspecto que les es constitutivo: su sexualidad.

La ESI fue pensada como espacio educativo sistemático de aprendizaje y enseñanza para el abordaje de la sexualidad plena de las personas, y por ello trabaja brindando herramientas que les permitan adquirir habilidades para ejercer derechos, cuestionar los roles, estereotipos y prejuicios y habilitar los deseos propios, intentando siempre fortalecer la autoestima y autonomía progresiva de cada persona. La interdisciplinariedad agrega además un enfoque de todas las dimensiones que constituyen la sexualidad humana: la psicológica, sociocultural, biológica, ética y filosófica que atraviesa el ser de cada persona.

Posible de ser abordada desde todas las materias existentes en las currículas educativas, la ESI tiene sus lineamientos temáticos donde se explica por edad, los contenidos pensados según cada asignatura. Además, se han elaborado una serie de materiales producidos junto con UNFPA, organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, donde se recogen recomendaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud, en materia de derechos sexuales, derechos reproductivos, equidad de género y educación.

La ESI trabaja todos sus contenidos teniendo en cuenta cuatro ejes fundamentales, pero sin duda el que más ha sido atacado es el de la perspectiva de género. Muchos intentan confundir a la sociedad sobre qué es, en que se basa o cómo trabaja esta mirada, por eso intentaremos desentrañar a que se aboca dicha perspectiva.

By TitiNicola – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=77213259

Para eso quizá tengamos que explicar que el género no es una ideología, ni un invento moderno o de esta época. Muy por el contrario a lo que intentan imponer algunos sectores, la Organización Mundial de la Salud (organismo científico por excelencia) recoge la noción de género como: “los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados “ [1]

Unicef, por otra parte, agrega que “Género: es el conjunto de características sociales, culturales, políticas, psicológicas, jurídicas y económicas que las diferentes sociedades asignan a las personas de forma diferenciada como propias de varones o de mujeres. son construcciones socioculturales que varían a través de la historia y se refieren a los rasgos psicológicos y culturales y a las especificidades que la sociedad atribuye a lo que considera “masculino” o “femenino”. esta atribución se concreta utilizando, como medios privilegiados, la educación, el uso del lenguaje, el “ideal” de la familia heterosexual, las instituciones y la religión. “[2]

Por lo tanto, lejos de la biología para explicar el género, hablamos de modos, estereotipos y conductas sociales y representaciones que hemos aprendido como correctas, según las diferentes épocas. Es indiscutible que pegar a los estudiantes en un salón era una conducta “aceptada” hace un par de años, del mismo modo que el fútbol profesional era cosa de varones, hasta el 16 de marzo pasado cuando se instauró el fútbol femenino profesional.  Los cambios son posibles, porque las sociedades modifican sus miradas y sus conductas. Quienes temen a esta propuesta de pensar la igualdad y pluralidad entre personas han demonizado esta mirada hablando de obligatoriedad de ideas, como las que impone la religión.

La perspectiva de género es la categoría analítica que toma a los llamados estudios feministas para cuestionar los roles socialmente impuestos para todas las personas y pensar en otro modos más igualitarios y equitativos.  Esta perspectiva inicia en reconocer las diferencias sociales de poder que establecen en esta categoría, desmantelando la idea de la “naturalidad” en las relaciones entre personas. Es la que nos permite decir que la violencia es una construcción social, por lo que nadie es violento por “naturaleza”, sino que esa conducta es aprendida social y culturalmente.

Así, esta perspectiva implica:

a) reconocer las relaciones de poder que se dan entre los géneros, en general favorables a los varones como grupo social y discriminatorias para las mujeres y niñas (la historia misma de la humanidad da cuenta de ello).[3]

b) que dichas relaciones han sido constituidas social e históricamente y son constitutivas de las personas (los modos de relacionarnos responden exclusivamente al aspecto social de lo humano y no a su biología, pensemos en cómo se establecen relaciones con personas con discapacidad)

c) que las mismas atraviesan todo el entramado social y se articulan con otras relaciones sociales, como las de clase, etnia, edad, preferencia sexual y religión (la perspectiva es transversal todas las categorías).

Éste es el eje que permite trabajar en la escuela temas como: prevención de noviazgos violentos, violencia de género, abuso sexual infantil, equidad de género, trata de personas, maltrato infantil, nuevas masculinidades, la solidaridad, el respeto por la diversidad y el rechazo por todas las formas de discriminación. [4]

Esta perspectiva, además, permite reconocer los derechos propios y respetar y conocer los derechos de las demás personas, por lo tanto, trabaja en una educación social y actitudes enfocados en el amor, la equidad, el respeto, la intimidad, favoreciendo actitudes responsables hacia la sexualidad. Además, esta mirada, incluye el trabajo con la diversidad funcional (discapacidad) por lo que se hace indispensable incorporar esta mirada en todas las materias curriculares.

La ESI trabaja para que niñas, niños y adolescentes reciban esta educación en valores de convivencia plural, apostando a crear una sociedad más justa e igualitaria, por eso se promociona desde el estado nacional y es obligación de las personas conocer su entramado para defenderla.


[1] https://www.who.int/topics/gender/es/

[2] https://www.unicef.org/argentina/sites/unicef.org.argentina/files/2018-04/COM-1_PerspectivaGenero_WEB.pdf

[3] http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1395

[4] https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/eje-reconocer-la-perspectiva-de-genero.pdf

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